En los distintos proyectos en los que he participado y participo, el primer día,  siempre lanzo un mensaje a toda la organización, a todo el equipo, a todas las personas, porque todo reto, especialmente cuando persigues abordar cambios disruptivos en la organización, y especialmente con una transformación digital, el secreto está en las personas, esa es la clave, la imparable fuerza del equipo. ¿Es posible que gracias a la Inteligencia Artificial nuestra organización mejore la calidad en el servicio? ¿Es cierto que implementando blockchain generaré más transparencia y eficiencia en la empresa? ¿El Internet de las Cosas y la sensorización combinada con el Big Data me proporcionarán ventajas competitivas y comparativas? ¿Es momento de decir adiós al papel y ser mas sostenible gracias a la digitalización? ¿Debo hibridar con las fintech? ¿Es cierto que si nos pasamos a La Nube no empeoramos en ciberseguridad? ¿Automatizamos todo lo automatizable para que las personas de la empresa generen más valor añadido? Surgen muchas preguntas y cuestiones a la hora de implementar un proceso de innovación empresarial y una estrategia de transformación digital de la organización, y habrá que analizar todas y cadas una de ellas, pero si hay algo seguro, si hay algo claro, irrefutable y fidedigno es que si no lo hacen las personas, y si no lo hacen en equipo será un fracaso, par ello: Visión Sinfónica de Equipo. Tomo prestada la cita de un proverbio africano que me impactó al escuchar al ex vicepresidente de Estado Unidos Al Gore, para lanzar un mensaje a los 80 jefes de Estado que debatían en la cumbre de la ONU de 2007 sobre el cambio climático y el grave problema del calentamiento global. Con un discurso apocalíptico plagado de datos demoledores sobre la desertización del planeta, el deshielo de los cascos polares, la hambruna, los refugiados, etc. Enfatizó la necesidad de buscar sinergias entre todos, de jugar en equipo y finalizó su discurso diciendo: «como dice un viejo dicho africano, si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado. Nosotros necesitamos llegar lejos y rápido», concluyó Al Gore.  

(Fotografía Ubuntu)

Para la transformación digital de las organizaciones, es mucho más que importante, es imprescindible, que el directivo lidere con lo que yo denomino la Visión Sinfónica de Equipo una de las características que definen, lo que describo en mi artículo de Cinco Días «Liderazgo en una Economía Digital» y que forma parte de lo que aquí denominamos Liderazgo Innovador. Para ello, debe proyectar ilusión y generar motivación grupal. No debemos cansarnos de repetir al equipo que, en esta Era Digital, ante la 4º Revolución Industrial o  Revolución 4.0, si el directivo requiere tener una gran dosis de talento, todavía de mucho más talante, y conseguir que esa máxima cale en toda la organización, transmitiéndose de forma vertical y transversal. ¿Qué es esta Visión Sinfónica de Equipo? Sacar lo mejor de cada uno del equipo para generar sinergias pensando en el éxito y la excelencia común. Para ello es clave orientar a todos y cada uno de los miembro del equipo a la implicación y al compromiso con el reto, con el proyecto y con el objetivo a alcanzar: la innovación y la digitalización. Según la Real Academia de la Lengua Española el vocablo sinergia proviene del latín sinergia ‘tarea coordinada’, y este del griego συνεργία synergía ‘cooperación’. Cuya acepción es: acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales. Para que se vea con mayor claridad y utilizando el ejemplo que siempre nos han puesto en las facultades de economía, empresa y en las escuelas de negocios sobre el significado de sinergia, es conseguir que dos mas dos no sean cuatro, sino que sumen cinco o seis. Sin embrago, el Liderazgo Innovador con su Visión Sinfónica de Equipo va más allá del propio concepto de sinergia, va de crear magia, arte y sentimiento gracias a la pasión, el talento y la motivación de todos y cada uno de lo miembros del equipo. Como en un gran concierto, tenemos a la orquesta sinfónica, con todos sus músicos (la cuerda, el viento metal, el viento madera o la percusión) tenemos al director de la orquesta e incluso encontramos a una soprano ya un tenor. Todos y cada uno de los participantes musicales de una orquesta, por separado, son mejores que el director que les conduce, en ese instrumento, en esa materia o en la voz concreta. Si bien, por mucha calidad que tengan cada uno de los participantes de forma individual, que suene bien, que empasten las voces, que se lleve el ritmo, el tiempo, … depende de forma protagonista del director de la sinfónica, de cómo les conduce. Ilusionando a todos los artistas, les guía durante cada obra, les corrige, les inspira, les motiva y lo hace con talante y a su vez con contundencia exigiendo disciplina y esfuerzo para que el resultado en conjunto sea una obra maestra. Entre mis proyectos altruistas y solidarios, durante muchos años fui presidente de una orquesta sinfónica, lo que me permitió asistir a muchos de los ensayos. Si tuviera que elegir, no sabría decir si me gusta más, o me impresionan más los ensayos que el estreno de un concierto. Es realmente apasionante ver y escuchar como de forma independiente suenan unos instrumentos concretos de un tipo por un lado y de otro tipo por otro, a priori, si uno no sabe nada y le invitan a pasar, escucha, observa, y no le dicen que se está interpretando algo concreto, aparentemente cree que no tiene sentido, todo suena extraño, violines por un lado, después la percusión, por otro lado el metal, por otro el viento, … sin embargo, el director sí ve, escucha y siente lo que otros no, porque ya ve el sumatorio, el todo, comienza e incluso a innovar. Y es clave que consiga que toda la plantilla orquestal, el equipo también lo sienta, lo vea y desee innovar. De pronto, lo más impresionante y mágico es cuando el director comienza a ordenar e indicar que se vayan incorporando paulatinamente cada uno de los grupo de instrumentos, provoca que se vayan sumando los sonidos, marcando el tiempo y dando entrada a las distintas secciones de músicos con los instrumentos. En ese momento, desde fuera se ve como todo empieza a tener sentido, se forma la melodía, hasta que con la unión y fusión de todos los instrumentos se consigue la obra sinfónica, que si añadimos las voces de los solistas, el coro y más creatividad e innovación, se convierte en toda una obra maestra. Un reto conseguido con sinergia grupal. Así mismo, durante el montaje de los conciertos puede observar como los músicos y los cantantes colaboran con el director para mejorar todavía más dándole, cada uno particularmente, pero en grupo, su feedback, su opinión concreta desde su experiencia propia como máximo experto en su parcela musical, tanto para los arreglos de las partituras como para la ejecución de las piezas. Por tanto, el director debe rodearse de los mejores para que le aporten y le ayuden desde su perspectiva y puesto concreto en la orquesta para que el director con su Visión Sinfónica de Equipo lidere y alcance el máximo éxito en calidad musical, manteniéndose fiel al espíritu original de la obra pero dando una visión personal, de Liderazgo Innvador.  

(Fotografía 0rquesta sinfónica, director y soprano)

Dejando el arte musical y adentrándonos en el arte de la guerra y en la historia del mundo, deseo poner como ejemplo cinematográfico para describir la Visión Sinfónica de Equipo, la fusión grupal y la sinergia humana como rasgo clave del Liderazgo innovador la película o la histórica hazaña de los 300 espartanos con su famosa formación estratégica llamada Falange. Más allá de la cultura espartana, de su forma de vida y de la pasión por la guerra, donde no vamos a entrar, especialmente porque yo me considero pacifista, pero que sí invito y recomiendo al lector a que explore sobre la historia de ésta y el resto de ciudades griegas, sí que es interesante destacar aspectos relevantes de los espartanos y lo que para ellos significaban. Entre ellos el valor, que para los espartanos se basaba en una solidaridad bien entendida; consistía en no abandonar a los compañeros de combate y, por tanto, en permanecer firmes en su puesto siempre juntos. De nuevo otra característica de lo que denomino y explico en otro artículo el Liderazgo Innovador y especialmente necesaria para la transformación digital de las organizaciones, ante el trabajo en equipo, la implicación, el compromiso y la generosidad profesional ante momentos de incertidumbre, riesgos e incluso fracasos. «Los 300», es una película que nos sitúa en Esparta en el año 480 antes de Cristo y narra, salvado la versión adaptada hollywoodiense, la histórica hazaña en la batalla de la Termópilas, donde trescientos espartanos liderados por Leónidas plantaron cara y contuvieron a los más de cien mil persas bajo las órdenes de Jerjes I, elevado a la categoría de un Dios por los suyos. La misión de los espartanos, su objetivo, se enmarcaba dentro de un plan estratégico global griego; contener a los persas para dar tiempo y permitir a la alianza griega llegar para cargar contra el ejército Persa lo que generaría la victoria contra el imperio invasor, y así mismo salvar su ideario, su filosofía de vida, la democracia, la libertad y la lucha contra la tiranía, el germen de lo que luego, con el paso de los siglos, se dice sería la democracia moderna. En la película se describe claramente una de las herramientas, metodología y filosofía que describen la Visión Sinfónica de Equipo y la sinergia grupal características del Liderazgo Innovador, hablamos de la Falange Espartana y todo lo que representa y gira a su alrededor. Como hemos comentado, una innovadora metodología de combate. Del mismo modo que otros estados griegos, la fortaleza del ejército espartano radicaba en la infantería, utilizando una formación de entre 8 y 12 soldados en línea que se denominaba falange. Se trababa de una estructura utilizada también en el resto de Grecia, si bien, la diferencia de la falange espartana, su ventaja fundamental frente a otros estados se basaba en que el continuo entrenamiento y trabajo con una mayor disciplina, con motivación, con sentimiento de orgullo, de compañerismo, de equipo, de compromiso con el grupo, que hacía que su falange estuviese mucho mejor cohesionada y fuese más efectiva en el campo de batalla. Generando una ventaja comparativa. Tomamos un fragmento de la película para reproducir una descriptiva y excelente parte del guion en el que Leónidas describe la esencia de la Falange Espartana, de la Visión Sinfónica de Equipo, de la Sinergia Grupal y del Liderazgo Innovador. Leónidas: “Luchamos como una única e impenetrable unidad, ahí es donde reside nuestra fuerza. Cada espartano protege al soldado de su izquierda, desde el muslo hasta el cuello con su escudo. Un solo punto débil y la falange se viene abajo”. Otro aspecto que podemos ver en la película, clave para la transformación digital de las organizaciones y clave en el Liderazgo Innovador, es cómo el Rey Leónidas se rodea de los mejores para que le digan con valentía, transparencia, sinceridad y generosidad lo que realmente piensan, la realidad de la situación , su opinión, sus ideas y su consejo, incluso cuando no es lo que quiere oír el líder espartano. Se valora a los escépticos, se analizan y escuchan los planteamientos extremos, aceptando la posibilidad de que existan otras alternativas diferentes de la o las propuestas; incluso cuando le dicen que la decisión adoptada por el Rey es una muerte segura. En esta parte podemos aprovechar para destacar que se observa claramente el Pensamiento Crítico, hoy en día recomendado por la mayoría de universidades y escuelas de negocio.  

(Fotografía Falange Espartana «Los 300»)

Por tanto, sugerimos al lector, al ejecutivo, al directivo y al gestor de equipos que desee liderar con éxito la transformación digital de su organización; que se rodee, tanto de buena gente como de gente buena, de gente inteligente y mejor que tú en lo suyo, para que te digan lo que tienes que hacer, y no al revés. Huye de los mediocres. Y a aquellos que son mejores que tú en algo prémialos, reconócelos y mantenlos cerca de ti, porque te aportan valor, la importancia del valor, algo muy importante que comento en otros post sobre Liderazgo Innovador. Recuerdo aquella entrevista de Steve Jobs en televisión en la que le argumenta al entrevistador: No tiene sentido contratar a personas inteligentes para decirles lo que tienen que hacer; contratamos a personas inteligentes para que nos digan lo que tenemos que hacer“. Por tanto, para una transformación digital exitosa de una organización debes rodearte de personas que te aporten, de un buen equipo cohesionado, de gente con talento pero con todavía más talante, si bien sinceros, valientes y coherentes. No olvides, que uno de los peores cánceres que puede tener un líder es el adulador, los aduladores son la metástasis de toda organización, y destruyen cualquier innovación y transformación digital. El Liderazgo Innovador expulsa a los aduladores y premia a los valientes y honestos. El directivo depende de su equipo, sin su equipo está ciego, ellos son sus sensores y son los que les permiten obtener la información el feedback, el gran Big Data personal, del entorno para la toma de decisiones. El palmero es un agente tóxico para la organización que hace que una orquesta desafine, que una falange se desmorone, que la organización, el equipo y el líder fracasen en el reto de la transformación digital y la innovación. Las personas que forman parte del equipo, la orquesta, la falange espartana, con Visión Sinfónica de Equipo y mentalidad de sinergia grupal son los cinco sentidos de directivo, de líder y por tanto de la organización, son: el olfato, el gusto, el oído, el tacto y la vista, si no le dicen la realidad, sino que solo le dicen lo que quiere ver, oír, saborear, oler, y tocar. Si la información no es fidedigna, sino que esta sesgada, las decisiones del directivo y del líder serán erróneas y abocadas al fracaso. Y la transformación digital será cuanto menos ineficiente e ineficaz. Si te mienten por miedo o por interés propio, es muy posible que creas que vives en un paraíso, que veas un espejismo, en lugar de ser consciente que la realidad es otra, que vives en una quimera que no te permite afrontar las adversidades y los problemas de forma rápida y efectiva. Y mucho menos emprender con éxito desafíos y retos como la digitalización. Como Leónidas en la película de los 300, del Líder Innovador se espera que acompañe a sus compañeros en la batalla y que evite una posición cómoda y segura. Debe bajar al terreno, arremangarse, morder el polvo y arrimar el hombro junto a su equipo, de nuevo predicar con el ejemplo para genera ese sentimiento de compromiso, de visión y de fusión grupal. Como el director de la orquesta que se aprende todas y cada una de las partituras, conduce y dirige la orquesta sin leerlas, de cabeza, con esfuerzo y trabajo duro en cada ensayo, pero motivando. Y no olvides, la innovación y la transformación digital es un proceso continuo y dinámico que no termina. Si no quieres que se detenga la magia, no olvides compartir el éxito con y entre todos … el cambio en la organización es de abajo a arriba y además arriba abajo  … de arriba abajo y  de abajo arriba … un bucle que se retroalimenta. Finalizamos este capítulo con otro proverbio africano que, a menudo, utilizo en mis reuniones y convenciones con el equipo y todos lo compañeros, para enfatizar que para conseguir que los proyectos, los retos y las hazañas arraiguen con cimientos sólidos y perduren en el tiempo ante cualquier adversidad, deben construirse y ser llevadas acabo en equipo, especialmente la transformación de una organización implementando tecnologías disruptivas, automatizando y digitalizando procesos hasta ahora en manos de personas: el proverbio dice: “Las huellas de las personas que camina juntas nunca se borran …”  

(Fotografía huellas …)

¡Un saludo, innova, transforma … y UBUNTU! … Y no olvides que la innovación es cuestión de personas …

Manuel Bonilla,